Algunas mujeres ni se dan por enteradas cuando les toca el periodo menstrual, pero esas son la minoría. Para la mayoría, el ciclo menstrual se convierte en la semana del mes que no quieres que llegue. La fatiga, la inflamación, la sensación de aumentar de peso, los cólicos, el dolor, ese mal humor y las ganas de estar acostada permanentemente, son aspectos inevitables, pero que podemos disminuir o aliviar con ciertas prácticas.

 

Para empezar, ¡Qué horribles son esos barritos que nos salen cuando se acerca el periodo! El acné es inevitable pero sí podemos contrarrestarlo, alimentándonos  de manera saludable. El consumo de frutas y verduras, disminuyendo el azúcar y la sal puede contribuir para que salgan menos barritos. Recuerda mantener un hábito de limpieza del cutis.

 

El estrés y la irritabilidad se producen por los cambios hormonales presentes durante el ciclo menstrual. También los cambios de humor, la depresión y la ansiedad. Y aquí se trata de proponerte a controlar esos aspectos, ya que reconoces que son producto de la menstruación. La recomendación es practicar meditación, relajación, yoga y ejercicios.

 

Por otra parte esa sensación de cansancio que te impulsa a querer acostarte cada minuto es producto de la retención de agua y la inflamación, que son normales durante los cambios hormonales que experimenta el cuerpo. El ejercicio físico y el bajo o ningún consumo de azúcar, además de un buen baño relajante y caliente te ayudarán a sobreponerte a la fatiga.

 

Las prostanglandinas, unas sustancias parecidas a las hormonas, producen las contracciones del útero que es lo que sentimos como cólicos o dolores “de vientre”. Caminar, realizar ejercicios de bajo impacto pueden ayudarte debido a que las endorfinas son las hormonas que reducen el dolor de manera natural. Las infusiones de manzanilla, canela, jengibre y albahaca también son una alternativa debido a sus efectos antiinflamatorios, analgésicos y antiespasmódicos.