Hablar de la masturbación femenina se ha convertido en un tema de libre expresión. Muchos son los blogs y páginas web donde encontramos referencias históricas muy antiguas, hasta consejos y las ventajas o desventajas de practicar el autoplacer por parte de las mujeres.

 

Aunque siguen interviniendo los tabúes referidos a los conceptos religiosos, en cuanto a que para algunos aún es considerado un pecado – y en algunas sociedades es practicada la mutilación de los genitales femeninos para evitar que las mujeres sientan placer sexual y sean esposas fieles, como en algunas comunidades africanas- las nuevas tendencias sociales apuntan hacia la libertad de la masturbación en función de una vida más saludable.

 

Muchos son los estudios que se han realizado históricamente, desde Sigmund Freud a principios del siglo XX, Alfred Kinsey en los años 50, hasta llegar al de los doctores Masters y Jhonson, que destaparon el tabú acerca de la sexualidad -y con detalle de la femenina- en los años 60, hasta uno de los más mencionados en los últimos años, el de la Universidad Brown en Rhode Island, que destaca la masturbación como una “cura milagrosa”.

 

Las conclusiones de todos los estudios realizados hasta ahora coinciden en que durante la masturbación, al igual que durante el sexo, se producen endorfinas, oxitocina y serotonina, que son hormonas productoras de bienestar y permiten que las células del organismo se renueven, por lo que las recomendaciones van desde practicarlo a primera hora de la mañana e inclusive, a diario.

 

Varios son los beneficios mencionados que se derivan de regalarse autoplacer con frecuencia: dormir mejor, reducir la tensión, prevenir infecciones urinarias, aliviar el dolor de cabeza, disminuir el estrés debido a la producción de dopamina, contrarrestar el síndrome premenstrual gracias a la liberación de las hormonas que actúan como analgésico y la más importante, brinda seguridad y autoestima a la mujer que sabe disfrutar a plenitud y sin tabú de su cuerpo y sus sensaciones.